Espirulina:Esta alga unicelular es uno de los súper alimentos más de moda en el mundo. Tiene un contenido elevadísimo de proteína vegetal, de 65 a 70% (en comparación, la carne de res tiene 22% de proteína y la de cerdo 28%). A pesar de esto, su mayor aportación son las cantidades que tiene de hierro y calcio, así como de vitamina B12. Suele consumirse en forma de tabletas y polvo.
Amaranto:
¿Quién no se ha deleitado con una rica “alegría”, dulce típico mexicano hecho a base de miel y amaranto? Como la quínoa, el amaranto es un pseudocereal, ya que botánicamente no es un cereal, sino una especie herbácea. Su cultivo se remonta a hace más de siete mil años y fue consumido por incas, mayas y aztecas. Es rico en hierro, proteínas, vitaminas y minerales. Mientras que granos tradicionales como el maíz o el arroz tienen un contenido de proteína que va del 10 al 13%, el del amaranto oscila entre el 15 y el 18% De manera similar, tiene entre 5 y 8% de grasas saludables.
¿Pero cómo lo preparo? Además de su consumo en barras con miel comunmente llamadas "alegrías", puedes espolvorearlo sobre yogurt o emplearlo para preparar panes y pasteles. La nueva cocina mexicana lo utiliza en platillos diversos, incluso como una alternativa para el empanizado.
Quínoa:
Es un pseudocereal, es decir, una planta que produce una semilla de un valor nutritivo y uso similar al de los cereales más comunes. Pertenece a la familia de las quenopodiáceas y se comen tanto sus semillas como sus hojas. Aunque se encuentra de moda entre las sociedades urbanas, su consumo entre los pueblos andinos es milenario.
La quínoa es rica en proteínas (llega contener hasta 23% de este nutriente), así como en aminoácidos como la lisina (ayuda al desarrollo del cerebro), la arginina y la histiadina. Por si fuera poco, contiene minerales como el hierro, el magnesio, el calcio y el fósforo… ¡es como un multivitamínico natural!
¿Pero cómo la preparo? Hiérvela como si fuera arroz y sírvela para acompañar carnes, aves o pescados. También puedes comprar harina de quinoa y preparar panes o postres que serán ricos en sabor y nutrientes.
Chía:
Estas semillas minúsculas son endémicas de México y su uso se remonta a hace 3,500 años, cuando era uno de los alimentos principales entre los mayas y los aztecas. Si la consumes, ayudas a tu organismo a prevenir enfermedades cardiovasculares, a mejorar la función cerebral e incluso a tratar ciertas variedades de depresión. Esto se debe a que es rica en ácidos grasos omega-3 (¡tiene más que el salmón!), en proteínas, antioxidantes y minerales como el fósforo, manganeso, calcio, sodio y potasio. Es un alimento milenario que puede ayudar a aliviar las necesidades mundiales del presente.
¿Pero cómo la preparo? Su uso es tan variado como te permita la imaginación. La puedes espolvorear en yogur durante el desayuno, y ensaladas o sopas en la comida o cena. También se le puede agregar a aguas frescas de limón o tamarindo, y a productos horneados como las galletas y los pasteles.
Queso probiótico:
Este súper alimento no tiene un pasado milenario, sino que fue desarrollado por los científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. Este queso tiene una gran cantidad de bacterias probióticas. El queso probiótico sigue el modelo de los productos como el yogurt, que apareció en la década de 1990. ¿Pero qué hacen las bacterias de este producto? Como llegan vivas al intestino grueso, las bacterias permanecen ahí y brindan beneficios a la salud: pueden estimular el sistema inmunológico, por ejemplo, lo que mejora los niveles de defensas del cuerpo. Además, pueden reducir los niveles de colesterol. Se consume como otros tipos de queso.
Fuente: http://www.altonivel.com.mx/23021-5-superalimentos-que-te-mantienen-sano.html
