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Ecología, Medio Ambiente y Espirulina



La naturaleza es esta fuerza fatal que dirige todo lo que se puede percibir, desde la brizna de hierba hasta el Sol, es la misteriosa potencia contra la que el hombre esta en lucha continuamente” (Raynaud, 1971, p. 602).



La importancia de la alimentación ecológica ante la situación climática y demográfica que vive nuestro planeta.


El deseo de una parte de la sociedad de vivir en armonía con la naturaleza, en lugar de degradarla, transformó el concepto, en un principio algo esotérico de la ecología, en una palabra familiar y estimuló un gran interés por esta rama de la biología. El término ecología deriva de las palabras griegas oikos (casa o morada) y logos (estudio o tratado). Así, la ecología es el estudio del hogar, o, según su definición contemporánea, la ciencia que explora las interrelaciones entre los organismos y su ambiente vivo (biótico) y no vivo (abiótico). El naturalista alemán Ernst Haeckel fue el primero que, en 1866, definió y utilizó en este sentido el término ecología (Ricklefs, 1996).

la espirulina y el medio ambienteToda la humanidad vive en un mismo planeta: la Tierra. Los seres humanos formamos parte de ella, por lo tanto, cualquier cosa que le ocurra a ella, repercutirá sobre nosotros. No hay nada de extraño cuando se compara la Tierra a un Ser viviente; la cuestión de la forma no tiene importancia, porque es el hombre el que adolece de una deformación de espíritu, la cual le hace ver a todo ser viviente a su imagen (Raynaud, 1971).


La ecología y el impacto de la actividad humana en el planeta han alcanzado una enorme trascendencia en los últimos años. El creciente interés del hombre por el ambiente en el que vive se debe fundamentalmente a la toma de consciencia sobre los problemas que afectan al planeta y exigen una pronta solución. Los seres vivos están en permanente contacto entre sí y con el ambiente físico en el que viven. Ni los problemas que trata la ecología son nuevos ni la ecología es sólo una moda pasajera. Conviene analizar algunos puntos importantes, los cuales tienen que ver con los efectos de la alimentación en la ecología:

  • Producir un sólo kilo de carne supone utilizar una extensión de terreno que, empleada en la obtención de vegetales, produciría muchísimo más alimento y de una calidad superior. Enormes extensiones del Amazonas son expoliadas diariamente en favor de la ganadería para el consumo humano.
  • Producir ese mismo kilo de carne implica el gasto de cientos de litros de agua, en un momento en el cual el agua supone uno de los bienes más preciados, dada la escasez cada vez más frecuente del líquido elemento.
  • Casi un 40% de la cosecha mundial de cereales se destina a la alimentación de animales.
  • “Para producir un kilo de carne se necesitan siete kilos de granos” (Fernández-Rañada, 2003, p. 137).
  • “Setecientos millones de seres humanos están seriamente subalimentados. Muchos más si usamos como vara de medir el estilo de vida occidental” (2003, p.135).
  • Diez personas podrían ser alimentadas con el cereal que alimenta a una vaca.
  • Los alimentos convencionales destruyen el ecosistema del planeta, contaminación por pesticidas, herbicidas y toxinas es una realidad que vivimos día a día.
espirulina buena para deportistas
Los puntos anteriores invitan a reflexionar acerca de que la alimentación vegetariana además de ser importante para la salud, representa una de las formas más apropiadas para cuidar el planeta y prevenir el calentamiento global debido al efecto de los gases de invernadero. Según un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero –el 18 por ciento, medidos en su equivalente en dióxido de carbono (CO2)- que el sector del transporte. También es una de las principales causas de la degradación del suelo y de los recursos hídricos (FAO, 2006).

Somos parte de la Naturaleza. La Naturaleza nos provee de los requerimientos materiales para la vida, absorbe nuestros deshechos y nos da servicios para nuestro sustento como la estabilización climática, todo lo cual hace que la Tierra sea habitable para el hombre (Wackernagel, Rees 2001).

En los siguientes apartados del presente capítulo se presenta la importancia de la espirulina en el cuidado del medio ambiente.


Características ecológicas de la Espirulina.


Generalmente los microorganismos no pueden tolerar valores extremos de pH. En condiciones muy alcalinas o ácidas se hidrolizan ciertos componentes microbianos o se desnaturalizan algunas enzimas. Sin embargo, hay bacterias alcalífilas (también llamadas alcalófilas) que toleran, o incluso necesitan, condiciones extremas de pH para su crecimiento (Atlas, Bartha 2002). La espirulina es una auténtica alcalófila que tolera pH alcalinos . Esta capacidad de la espirulina de reproducirse en situaciones extremas la convierte en uno de los alimentos que menos recursos requiere para su producción. Crece en lagos salobres, con lo que no compite con otras fuentes de alimento ni las desplaza. De hecho, convierte en recurso una limitación. “Es a prueba de sequías, ya que no depende de las lluvias, y permanece estable hasta una año después de secarla” (Ortiz de Montellano, 2003, p. 132), de manera que se la puede cosechar y preparar cuando es abundante y almacenarla para las épocas de escasez (Atlas et al., 2002).

Como se mencionó en los capítulos anteriores, la espirulina es uno de los alimentos más antiguos, más nutritivos y más saludables de la Tierra, al que además se le atribuyen las siguientes características ecológicas:
area de secado de planta productora de espirulina
  • Con 60% más proteína que cualquier alimento convencional la espirulina da 20 veces más proteína por acre que los frijoles de soya y 200 veces más que la carne.
  • La espirulina utiliza de cien a cuatrocientos veces menos agua que cualquier fuente de proteína convencional.
  • El agua utilizada no necesariamente debe ser potable, es salobre y además es reciclada y utilizada nuevamente para producir más espirulina.
  • La espirulina está considerada como una de las microalgas con mayor capacidad de producción de oxígeno (Earthrise, 2009). En este sentido es más eficiente que los árboles ya que compone 6.3 toneladas por hectárea por año, produciendo 16 toneladas de oxigeno .
  • Los cultivos de espirulina, además de ser altamente rendidores (se cultivan y se cosechan durante las cuatro estaciones del año) ahorran importantes cantidades de terreno y de agua, tal como se puede observar en las tablas 7 y 8.

Tabla 7: Área de tierra necesaria para producir un kilo de proteína (Henrikson, 1994).

Tipo de alimento Metros cuadrados Calidad del suelo
Espirulina 0,6 No fértil
Soya y maíz 16 a 22 Fértil
Carne de vacuno 190 Fértil


Tabla 8: Agua necesaria para producir un kilo de proteína (1994).

Tipo de alimento Litros Calidad del agua
Espirulina 2,100 Salobre
Soya y maíz 9,000 a 12,000 Potable y fresca
Carne de vacuno 105,000 Potable y fresca

Resulta importante mencionar que el testimonio de Motolinía y Hernández acerca de la abundancia de la espirulina en la época prehispánica es verosímil, ya que, como se mencionó en el capítulo I, el rendimiento potencial de las algas es dos veces mayor que el de cualquier planta terrestre. Como se puede observar en la tabla 9 los estudios demuestran que la espirulina, en condiciones óptimas, puede dar hasta 20g/m2 de peso seco, por día, de producto comestible ( Ortiz de Montellano, 2003).


Tabla 9: Comparativos del rendimiento de algunos cultivos tradicionales con el de la espirulina.

Cosecha Peso seco(Redimiento: ton/ha anual) Proteína cruda
Trigo 4 0,5
Maíz 7 1
Soya 6 2,4
Espirulina 50 5


El simple hecho de cambiar nuestra cultura alimenticia y de consumo, el seleccionar nuestros alimentos y los productos que utilizan con un criterio ecológico, de salud, de armonía con la naturaleza, tiene repercusiones ambientales regionales y globales (Cerf, Esborronda 2007).


La espirulina en la responsabilidad con el medio ambiente.


Muchos de los cambios acelerados que experimentamos actualmente en el mundo, traen un mejoramiento aparente de la calidad de vida. No obstante, esos cambios van afectando progresivamente los sistemas ecológicos de soporte de la Tierra, lo que a largo plazo va a significar un deterioro considerable en la calidad de vida. “Desde cualquier escala o perspectiva con la que pretendamos observar la superficie de la Tierra, el deterioro del medio ambiente es alarmante” (Ricklefs, 1996, p. 5).

La ecología microbiana es la ciencia que examina específicamente las relaciones entre los microorganismos y sus ambientes biótico y abiótico. El desarrollo de la ecología microbiana representó un enfoque global a la calidad ambiental que reconocía la aportación de todos los organismos vivos, incluidos los microorganismos, al mantenimiento del equilibrio ecológico. La actual popularidad de la ecología microbiana y el rápido desarrollo de este campo del conocimiento reflejan el interés público por la ecología y el reconocimiento científico del papel esencial de los microorganismos en los ecosistemas (Atlas et al., 2002).

La biomasa microbiana puede producirse no tan sólo como sustrato para la obtención de combustibles, sino que puede servir para el consumo humano y animal en forma de alimentos. La biomasa microbiana tiene un futuro prometedor como aditivo para alimentos, ya que normalmente contiene un gran porcentaje de proteínas de elevada calidad. La dieta humana de muchos países desarrollados o en vías de desarrollo se basa esencialmente en los cereales y es pobre en proteínas en general, y en ciertos aminoácidos en particular. “Algunos microorganismos, como la espirulina, pueden transformar en proteínas y con un gran rendimiento, materiales relativamente económicos como las melazas y residuos nitrogenados” (2002, p. 610).

Las algas y las cianobacterias presentan ventajas como potenciales fuentes de proteína unicelular ya que para su producción tan sólo se requieren sol y nutrimentos inorgánicos (Bennemann, Weisman, Oswald 1977). Responsables de más del 50% de la fotosíntesis del planeta, éstas son los más efectivos fijadores de bióxido de carbono del planeta, con rendimientos más de cinco veces superiores a los de los cultivos agrícolas más productivos. Además de formar uno de los grupos ecológicos más variados de la biosfera, dichos microorganismos utilizan el bióxido de carbono (gas de efecto invernadero) como fuente de carbono y lo convierten en carbono orgánico incorporándolo a su biomasa.

espirulinaComo resultante del proceso fotosintético las células de la espirulina y otras microalgas excretan productos diversos tales como polímeros de naturaleza orgánica. Una opción para el aprovechamiento tanto de la biomasa como de estos productos fotosintéticos, generados mediante la fijación de bióxido de carbono, es su reutilización como fuentes de energía, al tratarse de materiales combustibles con un alto valor energético. El aprovechamiento como bio-combustible de los productos fotosintéticos supone también un reciclaje de carbono, contribuyendo a la reducción del consumo de los combustibles fósiles (Andalucía Investiga, 2006).

Además, la tecnología resultante de esta investigación podría aplicarse en industrias con importantes emisiones de bióxido de carbono, tales como centrales térmicas, fábricas de cemento y ladrillos, industria cerámica y, eventualmente, a cualquier proceso que conlleve la combustión de combustibles fósiles, como carbón, petróleo y derivados o gas natural. Asimismo es importante mencionar la alternativa, en el futuro, del reverdecimiento de desiertos con algas microscópicas. En unos años será imposible repoblar con árboles de forma permanente extensiones grandes del planeta, si quienes viven en sus inmediaciones están obligados a talar los bosques para sobrevivir. Para que la repoblación forestal tenga éxito, será imprescindible producir alimentos nuevos. En las zonas donde los recursos naturales se están agotando, las microalgas pueden proporcionar a los pobladores oportunidades económicas con una utilización del suelo y agua considerablemente menor que la agricultura tradicional (Henrikson, 1994).

El manejo de los recursos bióticos, en el sentido de propiciar una calidad razonable para el sustento de la vida humana, depende de principios ecológicos inteligentes, no precisamente enfocados a resolver o prevenir problemas ambientales, sino dirigidos a proporcionar la información adecuada que se requieren en la práctica y el pensamiento económico, político y social (Ricklefs, 1996).